Deportes Según Víctor Hugo, Boca no encuentra la salida 
Abochornado en lo institucional y en lo deportivo, tras los episodios del Superclásico copero, sufre una crisis, aún incipiente, pero con la cara de aquellos males que si no se frenan a tiempo pueden ser muy destructivos.
Una calamidad la vida de Boca en estos días. La de los hinchas sobre todo. Ni su dirigencia ni su entrenador ni sus futbolistas aciertan a transitar por una senda que los ponga en tránsito. Salvo el alegrón que les dio Cruzeiro, bajando fuertemente las expectativas de River para continuar en la Copa Libertadores, los xeneizes ingresaron, desde aquella derrota en el Monumental, que a esta altura parece tan del pasado lejano, a una fase oculta de ese soleado planeta en el que transcurrió su vida de los primeros meses de este 2015.
Lo institucional, abochornado por los sucesos de la revancha del torneo americano cuando un grupo de sus propios hinchas le arruinó buena parte de lo que había cosechado en el año. Y en lo deportivo, se dieron la mano ahora en esta derrota inimaginable ante Aldosivi, un resultado simpático por donde se lo mire, claro que para todos, menos para el mundo Boca.
Hay que reconocer que como dice el tango "toda carta tiene contra y toda contra se da". Porque cuanto ocurrió este domingo en La Bombonera pudo ser bien distinto si se analiza el trámite del partido con los marplatenses desde un balcón neutral. Parecería que la suerte, tan grela, a veces se empeña en que los hechos se tornen aun más dramáticos, como raspando la olla del infortunio.
Los arqueros del rival suelen jugar su partido en estos casos. No es la primera vez que se agigantan en contra del equipo xeneize, como también ocurre con otros de los equipos más arraigados –del mismo modo que en otras ocasiones se achican, se acurrucan, se minimizan frente a esas mismas camisetas–. Esos arqueros se revalorizan en esos partidos, al tiempo que se fallan jugadas cruciales como el penal de Daniel Osvaldo, justamente él, el jugador elegido para construir un año espectacular, y que en pocas horas y en un par de jugadas, termina desperdiciándolo.
Quizás convenga a Boca terminar con el raid de explicaciones mediáticas de sus dirigentes desfilando por los canales para echar las culpas a otros, y asumir la responsabilidad para gravitar en aquello que abandonan.
Desde el reto al Vasco Arruabarrena cuando el técnico se quejó por los cambios de los partidos coperos ante River, de miércoles a jueves, hasta "no fueron los barrabravas" y "esto es por culpas de la situación del país", el mensaje ha sido errático además de injusto. El silencio del estadio ayer fue un grito, en realidad un pedido angustiante de salir de este pantano en el que las responsabilidades se comparten.
Nada que no pueda remediarse, si se asume el compromiso con el club y no solamente consigo mismo, por más intereses personales que haya en juego.
El panorama se completa con lo que, a la distancia, desde Francia, el cronista aprecia como algo extraño que también jugó contra Boca y eso podría ser, sino queda claro lo contrario, que la suspensión del partido de River este domingo fue una toma de ventaja. El asunto es bien discutible, pero las necesidades de River han coincidido con el hecho luctuoso que provocó el cambio de programa cuando ya se había disputado una parte de la fecha.
En realidad, el entredicho, la confusión nace en que quienes adoptaron la decisión debieron ser más presurosos, enfáticos y claros para disipar dudas que hacen al desarrollo del torneo y que a la larga podrían generar más violencia, esa con la que no se escarmienta y, por el contrario, suele alimentarse por la falta de claridad en tantos aspectos de la vida del fútbol.
Fuente: Infonews
Martes, 26 de mayo de 2015
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