Sociedad.
La historia de Vanesa, la hija que donó un riñón a su padre
Vanesa Lorena Álvarez, una mujer de 39 años que le donó a su papá un riñón luego de que a éste le diagnosticaran insuficiencia renal crónica, aseguró que cuando tomó esta decisión se sentía "feliz, por la posibilidad de devolverle un pedacito de la vida" que le dio.
Lunes, 28 de mayo de 2012
              




Vanesa contó su historia a Télam, en el marco de la celebración el miércoles próximo del Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, que este año eligió como lema: "Soy donante y se lo digo al mundo", a través del cual el Incucai convoca a transmitir a través de Facebook y Twitter la importancia de este acto para poder salvar más vidas.

En noviembre de 2010, Rodolfo Álvarez recibió el diagnóstico de insuficiencia renal crónica, después de haberse sometido a varias punciones de la médula ósea.

“Unos meses antes había empezado con gran cansancio y me costaba caminar, me agitaba mucho debido a la anemia que tenía, también me cambió el humor y me fui encerrando”, recordó el hombre en diálogo con Télam.

Antes de que se manifestara la enfermedad, Rodolfo participaba de exposiciones de autos antiguos y era uno de los organizadores de estos encuentros, pero poco a poco el malestar que sentía lo fue alejando de la vida social.

“Un día acompañé a mi papá a una consulta con la nefróloga en el Instituto Favaloro, quien le diagnosticó que pronto comenzaría con diálisis. En ese momento reaccioné, decidí donarle un riñón porque quería que mi padre tuviera una mejor calidad de vida”, contó Vanesa.

Esta decisión no fue aceptada inmediatamente por su padre, que “no quería que Vanesa se expusiera a una operación con tantos riesgos”, dijo Rodolfo.

Sin embargo, “después de varias charlas familiares y asesoramiento con profesionales, encontramos la mejor manera de seguir adelante y él comprendió que el riñón que le estaba ofreciendo era un gesto de amor”, aseguró Vanesa.

Hija y padre fueron informados acerca de los riesgos de infección y rechazo que corrían, y también asesorados acerca de cuáles debían ser las medidas de higiene que debían sostener para prevenir inconvenientes.

Vanesa contó que antes de salir de su departamento con destino al Hospital Universitario Austral, donde se realizó el trasplante, escribió en un papel, "por las dudas de que no regresara", una nota que decía: "Quiero decirles que estoy orgullosa de hacer esto por papá".

"Si bien dejé esa nota no entré con miedo al quirófano, sólo fue mucha emoción y felicidad a la vez, me sentía satisfecha de que después de once meses de realizarnos estudios, había llegado por fin el momento", contó.

La hija "estaba feliz de poder tener esta oportunidad" porque era como "devolverle apenas un pedacito de vida de la que él me brindó".

Tras el trasplante, Rodolfo se encuentra en muy estado de salud, con una recuperación muy alta de glóbulos rojos y con un tercer riñón funcionando normalmente.

"A los cuatro meses recuperé en un ciento por ciento mi calidad de vida. Lógicamente tengo que tener algunos cuidados, pero de a poco comencé a volver a mi club de autos antiguos, y me voy sumando a las actividades", dijo Rodolfo.

Por su parte, Vanesa, a los dos meses de la intervención “ya no sentía ninguna diferencia y hoy hago mi vida normal”.

Según la joven, "este acto mejoró mi vida emocional. Es una sensación increíble la de donar un órgano. Siento una inmensa felicidad interna".





Fuente: Télam
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