Río Negro
Más intrigas sobre la desaparición del intendente de Catriel: prendía su celular por las noches
Lo reveló la jueza Alejandra Berenger, a cargo de la investigación; Johnston estuvo desaparecido durante tres días y lo hallaron a 1300 kilómetros de su casa. Fue encontrado en la calle, adentro de su auto y en buen estado de salud. Un rumor indica que el vehículo estaba sucio, que había agua en su interior y "mucho, mucho dinero".

Jueves, 5 de enero de 2012
La desaparición y la posterior aparición del intendente de Catriel, Carlos Johnston, siguen dando que hablar. La discreción de su entorno íntimo y las revelaciones de personas vinculadas al caso generan aún más intriga.
El misterio despierta varias preguntas. ¿Por qué lo hizo? ¿Sufre de depresión? ¿Tiene algún problema psíquico? ¿Escapó de algo? ¿Por qué no llamó por teléfono?
La jueza Alejandra Berenger, a cargo de la investigación, reveló que el hombre prendía su celular por las noches. Contó que la aparición fue minutos antes de las 23 del martes, gracias a que la antena de su celular fue rastreada, según publicó el diario Río Negro .
El día que se fue de su casa, en Río Negro, Johnston había enviado un mensaje de texto a su esposa. "Estoy", decía. La empresa de telefonía no pudo establecer desde qué lugar fue enviado. Al día siguiente, su teléfono móvil fue detectado en Caleta Olivia, Santa Cruz, pero fue apagado enseguida.
La noche del martes, Johnston encendió el teléfono y la antena reportó que estaba en Lago Buenos Aires, Los Antiguos, Santa Cruz.
El hombre fue encontrado en la calle, adentro de su auto y en buen estado de salud. Un rumor indica que el vehículo estaba sucio, que había agua en su interior y "mucho, mucho dinero".
La misteriosa desaparición durante tres días y la presunción de que se haya ido voluntariamente o por problemas psíquicos generó malestar en el gobierno rionegrino. El flamante gobernador, Alberto Weretilneck, consideró que "no debe seguir siendo intendente" y planteó que la Legislatura de Catriel debería analizar su continuidad.
Fuente: La Nación