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Economía La política fiscal y monetaria de la eurozona, lecciones para la Argentina Mientras en el país se discute sobre la necesidad de tener un superávit fiscal o la posibilidad de que el Banco Central financie el déficit público, puede ser útil analizar las políticas económicas en otras partes del mundo
En la eurozona, la economía se inspira a dos principios: mantenimiento de condiciones monetarias previsibles y finanzas públicas sólidas. Los países son responsables de su propia política fiscal, mientras la política monetaria es competencia del Banco Central Europeo que ejerce sus funciones de forma independiente y con un vínculo de mandato claro: la estabilidad de los precios.
En cuanto a la política fiscal, ningún presupuesto público puede representar un riesgo para el funcionamiento de la Unión Europea. Existen entonces modalidades de coordinación entre las políticas fiscales nacionales: El déficit fiscal no puede superar el 3% del PBI. La deuda pública no puede superar el 60% del PBI.
Si se observa la persistencia de un desvío presupuestario, las instituciones europeas advierten el estado miembro sobre dicho incumplimiento y exigen que corrija a la brevedad la política fiscal.
Si se observa la persistencia de un desvío presupuestario, las instituciones europeas advierten el estado miembro sobre dicho incumplimiento y exigen que corrija a la brevedad la política fiscal
Cuando la crisis de la eurozona dejó a varios países con relaciones deuda sobre PBI superiores a los niveles pre-crisis y al 60%, las institucionesfueron más exigentes en pedir a los países miembros de equilibrar las finanzas públicas. Se abrieron entonces procedimientos de déficit excesivos contra casi todos los países.
En 2018, de los 28 países miembros, sólo Chipre ha tenido un déficit fiscal mayor al 3% del PBI. En 2019 la mayoría de los países registrará un déficit menor de los años pasados. En particular, Alemania, Grecia y Holanda registraran un superávit.
Política Monetaria en la Eurozona
Por otro lado, el objetivo de la política monetaria de toda la eurozona es mantener la estabilidad de precios. No obstante la crisis, en los últimos años el BCE ha logrado cumplir su mandato manteniendo la inflación por debajo del 2 por ciento.
Para el presidente del BCE, Mario Draghi, el factor fundamental detrás de este éxito es la independencia del Banco Central. Según este principio los gobiernos nacionales se comprometen en no influir en las decisiones del Banco Central mientras el BCE se compromete en mantener la estabilidad de precios resistiendo a cualquier presión política.
Actuando de forma independiente y dentro de los límites de un mandato claro, el BCE garantiza que ningún gobierno pueda modificar las tasas de interés para arreglar la economía en el corto plazo. Los gobiernos no pueden financiar su déficit con emisión monetaria. El Banco Central no actúa de prestamista de última instancia, no responde de los compromisos de los gobiernos y tiene prohibida la adquisición directa de instrumentos de deuda de los estados miembros.
La independencia del BCE asegura también credibilidad con respeto a la capacidad de salvaguardar la estabilidad financiera. En julio 2012, en el medio de la tormenta financiera del euro, tres palabras de Mario Draghi “whatever it takes”; aliviaron la presión financiera sobre el euro. Estas palabras, pronunciadas por una institución independiente y creíble, devolvieron confianza a los mercados y salvaron la unión monetaria.
Los gobiernos no pueden financiar su déficit con emisión monetaria. El Banco Central no actúa de prestamista de última instancia, no responde de los compromisos de los gobiernos y tiene prohibida la adquisición directa de instrumentos de deuda de los estados miembros La consecuencia de la independencia del BCE es que los países de la eurozona no pueden arreglar la economía a través de la política monetaria y no pueden financiar su deuda con emisión. Además, la supervisión de las instituciones europeas sobre las cuentas públicas garantiza que todos los países miembros tengan finanzas publicas sólidas.
El caso de Italia
Italia quizás representa el mejor ejemplo de cómo, más allá de los anuncios políticos, cada estado miembro se compromete en mantener finanzas públicas con déficit limitados y acepta que las instituciones europeas supervisen sus presupuestos. En el noviembre de 2018, el gobierno populista italiano planeaba tener para 2019 un déficit al 2,4% del PBI. Pero después de un negociado con la Comisión Europea tuvo que corregirlo hasta el 2 por ciento.
Pero una política fiscal equilibrada no representa sólo una obligación ante las instituciones europeas. El país que elige tener finanzas públicas saneadas obtiene beneficios económicos y financieros inmediatos.
De hecho, en agosto, el fin del gobierno populista y el comienzo de un gobierno europeista hizo que Italia recuperara la confianza de los mercados. La formación de un gobierno europeista ha determinado, en pocos días, una caída de las tasas de interés del 1% hasta el nivel históricamente más bajo del 0,8 por ciento.
Comprometerse en limitar el déficit se ha traducido en la eliminación de un impuesto indirecto: el impuesto al populismo. De hecho, el cambio de gobierno representará en un ahorro en intereses de casi 4 billones de euros en 2019 y de casi 15 billones en 2020.
fuente: Infobae
Viernes, 18 de octubre de 2019
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